A los 52 años, la menopausia había comenzado a cambiar mi cuerpo y mi energía. A pesar del tratamiento que seguía, no lograba controlar los síntomas ni el aumento de peso, y ya no me reconocía en el espejo. Fue entonces cuando acudí a la Clínica, donde me mostraron que era posible recuperar el equilibrio y el bienestar. Tras una analítica completa, descubrimos exactamente qué necesitaba mi organismo. Con un plan personalizado que incluía terapia hormonal, suplementos y un régimen inicial muy estricto, logré estabilizar mi peso y recuperar mi vitalidad. Hoy, a los 55, me siento llena de energía, con los síntomas bajo control gracias a un seguimiento riguroso, ejercicio y una alimentación equilibrada. Ahora miro al futuro sin miedo, sabiendo que mi bienestar está en mis manos. ¡Sentirse bien es posible, y lo recomiendo sin dudarlo!

Desde niña, si hubiera tenido la oportunidad de pedir un deseo al genio de la lámpara, siempre habría elegido lo mismo: dormir bien y no sentirme constantemente agotada. Durante años, esa sensación de cansancio me acompañó… hasta que hace unos 6 o 7 años apareció mi propio "genio": el Dr. Ángel Durántez. Gracias a él y a la Clínica, por fin experimenté un descanso profundo y una energía que nunca antes había sentido. Su enfoque no se limita solo a rutinas físicas y ejercicio —que en mi caso ya practicaba—, sino que va mucho más allá, incorporando suplementos y controles médicos que marcan una gran diferencia. Desde que sigo su método, mi vida ha cambiado radicalmente: me siento mejor que nunca, no solo físicamente, sino también mental y emocionalmente. Hoy, más de quince años después, sigo sintiéndome en plenitud. Practico deporte con gente mucho más joven y disfruto de una vida sin limitaciones. Pero lo más importante no es solo el estado físico, sino la actitud: mantener la mente clara, cultivar relaciones y vivir sin cargas emocionales innecesarias. Doy las gracias al Dr. Durántez por haberme guiado en este camino. Gracias a su conocimiento, hoy disfruto de una vida en equilibrio, sin dolor y con la energía de siempre. Porque, al final, la mejor medicina es aquella que nos permite vivir plenamente sin necesidad de curarnos.

Cuando me acerqué a la Clínica, buscaba simplemente un chequeo deportivo. Sin embargo, lo que encontré fue mucho más: un enfoque integral para gestionar la edad y optimizar mi salud. A través de análisis detallados y planes personalizados, aprendí que no se trata solo de aceptar el paso del tiempo, sino de fortalecer lo que tenemos y reponer lo que vamos perdiendo. Hoy, más de quince años después, sigo sintiéndome en plenitud. Practico deporte con gente mucho más joven y disfruto de una vida sin limitaciones. Pero lo más importante no es solo el estado físico, sino la actitud: mantener la mente clara, cultivar relaciones y vivir sin cargas emocionales innecesarias. Doy las gracias al Dr. Durántez por haberme guiado en este camino. Gracias a su conocimiento, hoy disfruto de una vida en equilibrio, sin dolor y con la energía de siempre. Porque, al final, la mejor medicina es aquella que nos permite vivir plenamente sin necesidad de curarnos.

Iniciar un programa de salud en la Clínica ha sido una decisión que va más allá de mejorar mi bienestar físico. Si bien hoy tengo más energía, fuerza y han desaparecido molestias que antes me limitaban, lo más valioso ha sido tomar conciencia de mi salud y asumir la responsabilidad de cuidarla. No se trata solo de sentirme mejor, sino de entender que la salud es un compromiso con uno mismo y con quienes nos rodean. No podemos disfrutar plenamente de la vida ni hacer felices a los demás si no estamos bien. Cuidarnos no es una opción, es una necesidad. Además, he comprendido que no hay que esperar a que los efectos del envejecimiento sean evidentes para actuar. La pérdida de masa muscular, el debilitamiento óseo y otros signos del paso del tiempo pueden prevenirse y, en muchos casos, revertirse. Todo depende de la actitud con la que afrontemos nuestro propio bienestar. Por eso, animo a quienes valoran su calidad de vida a dar el paso cuanto antes. No es solo un tratamiento médico, es una filosofía de vida que transforma nuestra forma de envejecer. Porque si podemos vivir más y mejor, ¿por qué no hacerlo?